Salen de un bar dos amigos: Cañita Voladora (porque le sacan la botella y sale para cualquier lado) y Carapintada (lo único que no se tomó fue la Casa Rosada). Están más chupados que bombilla de guardabarreras:
– ¿Tomamos un taxi?
– No, mejor no mezclemos.
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Venía el Jacinto, alias mosquito é calabozo (porque chupa a lo condenado), con una borrachera bárbara. Caminaba con un pie en la calle y el otro en el cordón. Iba temblando y tambaleándose. En eso lo ve una persona y le dice:
– Oiga usted, ¿no se da cuenta de que estar supermamado?
– ¡Ah, menos mal! Creí que estaba rengo.
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Iba por la calle Calefón Antiguo (porque funcionaba solo con alcohol puro), zigzagueando de un lado para otro. Chocó con un poste, dio unos pasos y así en dos minutos se llevó por delante no menos de diez palos. Hasta que se sentó en el cordón de la vereda y dijo:
– Voy a parar hasta que pase la manifestación.
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Una noche robaron una joyería. La policía llegó tarde y al único que agarraron como presunto chorro fue a un mamado que pasaba por ahí. Lo llevaron al destacamento y empezaron a indagarlo.
– ¿Dónde están las joyas?
– ¿Las qué?
– ¡Las joyas!
– Y qué se yo.
Lo agarraron entre cuatro policías y le metieron la cabeza dentro de una pileta. El mamado estaba a los gritos. En eso lo sacaron y le volvieron a preguntar.
– ¿Dónde pusiste las joyas?
– ¿Qué joyas? ¿Mi reloj, la cadenita de los quince?
– ¿Te hacés el gracioso ahora? Vas a ver.
Y le volvieron a meter la cabeza dentro de la pileta; el flaco a los gritos.
Entonces lo sacaron y le volvieron a preguntar:
– ¿Dónde están las joyas?
– No sé macho, contraten un buzo por que yo ni las veo.
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Estaba Sachet (porque no se podía mantener parado) a las tres de la mañana haciendo dedo. En eso pasa un amigo y le dice:
– ¿Qué hacés, varón? ¿Para qué hacés dedo si estás en la puerta de tu casa?
– No, me estoy mirando el dedo para ver si me lo chupé también.
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